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Muchos historiadores no hacen diferencias entre Magia, Hechicería y Brujería, razón por la cual en los diccionarios figuran como sinónimos. Todas parten de la misma premisa (colocar las fuerzas de la Naturaleza a su servicio) pero varían en la metodología y/ o en las creencias.
Así, a modo de jerarquización, y de acuerdo con sus conocimientos y método (observa, investiga, experimenta y crea hipótesis y leyes), se podría equiparar al mago con el científico; al hechicero con el artesano (elabora sus "productos" moldeando y transformando los elementos naturales que conoce) y al brujo con el obrero (realiza su tarea según la costumbre o "receta" sin detenerse a analizarla).
La cultura popular reconoce como un mago a aquél que puede lograr lo imposible, o lo que quiere, mediante sus conocimientos, imaginación y creatividad. (¡Es un mago!... Cuando resuelve o logra algo difícil, ¡Sacó el as de la manga!). En la hechicera ve a las mujeres jóvenes y llamativas que, mediante sus encantos naturales, logran sus objetivos y dominan las situaciones; pero que luego, con el paso de los años, se transforman en las "brujas" (esposas, suegras, etc).
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