Magia y Ocultismo:
La Magia de los Elementos

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de los Elementos

Los 4 elementos desde el punto de vista mágico

Para P.V.Piobb (en su texto "Formulario de Alta Magia", editado en 1974) "la Alta Magia descansa sobre el principio de que existen en la naturaleza fuerzas ocultas, a las que denomina fluidos" los que pueden utilizarse de cuatro formas. Para el tema que tratamos, tomaremos las dos primeras:

1 -
El hombre actuando sobre sí mismo y
2 -
El hombre actuando sobre el mundo exterior a él

El segundo punto ya lo tratamos con anterioridad, por lo que veremos el primero: cómo puede utilizar los elementos en sí mismo desde los conceptos mágicos:

Dice Stuart Farrar ("Lo que hacen las brujas" - Martínez Roca / 1977)  "Desde el punto de vista del Ocultismo, el hombre es una síntesis de las cuatro esencias elementales y cuanto más equilibrada sea la síntesis, más desarrollado está el individuo. La búsqueda de este equilibrio es el fin esencial del ocultismo, del mago en su templo, del alquimista en su laboratorio y del brujo en el aquelarre" (…)

"Estos conceptos elementales intervienen en todo lo que hace el brujo y trabaja con ellos para equilibrar su propia naturaleza". (…) "Cuando consagra un objeto lo coloca sobre el pantáculo (tierra), lo toca con agua, lo pasa por encima del incensario (aire) y de la vela (fuego)"

En diferentes religiones y culturas se considera la existencia de Reinos Intermedios donde moran los espíritus de cada elemento y a los que hay que conseguir agradar para lograr su ayuda. Estos espíritus son también llamados elementales y se dividen en gnomos, espíritus de la tierra; sílfides: del aire; salamandras: del fuego y ondinas: del agua. También se denominan elementales a los espíritus indefinidos, como ninfas, hadas, faunos y sirenas, entre otras.

Este controvertido mundo de los elementos y sus espíritus, es tratado de diversa forma por los distintos autores que intentan explicar su mundo y lo más adecuado para obtener sus beneficios. La mayor contradicción radica en la forma de tratarlos, quizás por la diferente procedencia de los autores, dado que quien profesa una religión ora, suplica y espera; mientras que quienes practican la magia ordenan y exigen, siendo los dueños de la situación.

Murry Hope, en su libro
"Magia Celta práctica" (EDAF / 1987) cita lo siguiente:

"Saber trabajar con los habitantes de los Reinos Intermedios es una obligación para todo el que quiera seguir el camino de la magia celta. Afortunadamente, los dioses nos han dado las llaves para entrar en estos reinos, que son los cuatro dones maravillosos del Tuatha de Danaans. Pero hay cuatro puertas y cuatro llaves, e introducir la llave equivocada en la puerta equivocada no solamente resultará improductivo, sino que también puede incomodar a los duendes -cosa que nunca es prudente-".

"El ingrediente más importante en la magia de los duendes es una valoración completa y honrada de uno mismo (conociendo sus defectos) El aspirante tiene que hacer un esfuerzo positivo para superar estas faltas utilizando la magia, entonces eso será otra cosa, porque los duendes admirarán al héroe o heroína que se esfuerza por conquistar las fuerzas oscuras de su personalidad, y voluntariamente le prestarán su mágica ayuda en esta búsqueda. (…) Todo esto se puede producir a través del ritual o por medio de una vida normal. Pero, eso sí,  invítelos a su trabajo, ¡JAMAS MANDE NI ORDENE!

Eliphas Levi, por su parte, en su "Dogma y ritual de Alta Magia" expresa:

"Para dominar a los espíritus elementales y volverse así el rey de los elementos ocultos, es preciso haber pasado previamente las cuatro pruebas de las antiguas iniciaciones, y como estas iniciaciones ya no existen, serán sustituidas por medio de acciones análogas, como por ejemplo exponerse sin temor a un incendio, atravesar un abismo sobre un tronco o un tablón, escalar por una cascada o un remolino peligroso. El hombre que le teme al agua nunca reinará sobre las ondinas; el que le teme al fuego no tiene ninguna orden que darle a las salamandras; mientras se sufra de vértigo hay que dejar en paz a los silfos y no irritar a los gnomos, pues los espíritus inferiores sólo obedecen a la potencia que se les afirma incluso en su propio elemento".

Cuando, gracias a la audacia y el ejercicio, se ha adquirido esta potencia incuestionable, es preciso imponerles a los elementos el verbo de su voluntad por consagraciones especiales del aire, del fuego, del agua y de la tierra, y aquí está el comienzo indispensable de todas las operaciones mágicas.

"Para domar y enseñorearse de los espíritus elementales, no hay que abandonarse nunca a los defectos que los caracterizan. Así, nunca un espíritu liviano y caprichoso gobernará a los silfos. Nunca un carácter blando, frío y mudable será amo de las ondinas; la cólera irrita a las salamandras, y la lascivia grosera vuelve a su esclavo juguete de los gnomos.

Pero hay que ser rápido y activo como los silfos, flexible y atento a las imágenes como las ondinas, enérgico y fuerte como las salamandras, laborioso y paciente como los gnomos; en una palabra, hay que vencerlos en su fuerza sin dejarse  dominar nunca por sus debilidades".


Cuando uno esté bien afirmado en esta disposición, el mundo entero estará al servicio del sabio operador.
Atravesará la tormenta y la lluvia no le mojará la cabeza; el viento no moverá un pliegue siquiera de su ropa; atravesará el fuego sin quemarse; caminará sobre el agua, y verá los diamantes a través del espesor de la tierra."

Por lo demás, queda en cada uno creer o no en estos espíritus elementales. Todo es según el cristal con que se mire y las creencias personales. Hay quienes depositan todo dentro de su persona y hay otros que lo hacen fuera. Es decir, para quienes lo depositan fuera, todo lo que ocurre es producto de la acción de algún espíritu, o entidad, que lo ayuda a realizar alguna actividad (muchas veces colocando también la responsabilidad del acierto o el error en ellos); y para los que lo colocan dentro, son distintas facetas de su personalidad que se pueden corregir con la ejercitación, para poder llevar a cabo lo que se busca.

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magiciencia@gmail.com

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